Iglesia Cristiana evangélica Manantial de vida Sevilla
La llave del paraíso pérdido
“Pero los once discípulos se fueron a Galilea, al monte
donde Jesús les había ordenado. 17. Y
cuando le vieron, le adoraron; pero algunos dudaban.18. Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me
es dada en el cielo y en la tierra.19. Por
tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre
del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;20. enseñándoles que guarden todas las cosas que os he
mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del
mundo. Amén” (Mateo 28:16-20)
1.- La Biblia es la palabra de Dios para el ser humano.
- Está formada por 66
libros, por esto se puede decir que es una biblioteca.
- A pesar de haber sido
escrita durante 1600 años, por 40 autores diferentes de multitud de capas
sociales, en tres continentes diferentes, con todo la Biblia tiene un hilo
conductor, un guión profundo que ensarto todos y cada uno de los libros.
2.- Este hilo conductor,
es el mensaje de redención.- El mensaje de salvación, el amor de Dios hacia
un ser humano perdido.
- La Biblia inicia con un
paraíso creado por Dios para el disfrute del hombre, allí el hombre peca y cae
de este lugar de privilegio.
- El centro de la Biblia
es la ayuda de Dios a un hombre caído.
- El apocalipsis es la
restauración de ese paraíso perdido.
3.- Todos los seres
humanos en el interior.- Entendemos que hemos perdido el paraíso y que
necesitamos volver a encontrarlo.
No importa donde se encuentre el hombre, ni que religión procese, todos
buscamos ese paraíso perdido y queremos encontrarlo.
La Biblia nos cuenta la vida de hombres que han buscado este paraíso y no
lo han encontrado
4.- Abraham.- Vive en Ur, una ciudad
corrompida por el pecado.
Allí recibe el llamado de Dios e inicia una búsqueda de esta tierra
prometida.
En este recorrido llega a Egipto, tiene problemas diversos, se separa de
Lot, se encuentra con Melquisedec, tiene miedo a perder a su esposa, entrega a
su hijo, su esposa fallece, y finalmente “Y exhaló el
espíritu, y murió Abraham en buena vejez, anciano y lleno de años, y fue unido
a su pueblo” (Génesis 25:8)
Toda la vida buscando el paraíso perdido y
falleció sin conocerlo “Y todos
éstos, aunque alcanzaron buen testimonio mediante la fe, no recibieron lo
prometido” (Hebreos 11:39)
5.- José.- Con 17 años es el niño
mimado de sus padres, vive feliz, pero su vida es truncada porque sus hermanos
motivados por la envidia, le venden y acaba siendo esclavo en Egipto.
Allí va a la cárcel injustamente y tras multitud de peripecias, Dios le
acaba poniendo como primer ministro de Egipto.
Es el segundo en mandato en Egipto, solo superado por el faraón, y estando
allí le visitan los hermanos, al final les entrega la tierra de Gosén para que
vivan en ella.
Con 110 años fallece, lo embalsaman, y es puesto en un ataúd, esperando que
algún día lleven sus huesos a la tierra de la que nunca quiso salir.
6.- Moisés.- Con Abraham se inicia la familia de Dios, y con Moisés se
inicia la fundación de Israel como pueblo de Dios.
Moisés recibe revelaciones que no entiende, mensajes encriptados a través
de fiestas y ritos que apuntaban a acontecimientos eternos.
Moisés fallece sobre el monte Nebo viendo el paraíso perdido que sin poder
llegar a él. “Y le dijo Jehová: Esta
es la tierra de que juré a Abraham, a Isaac y a Jacob, diciendo: A tu
descendencia la daré. Te he permitido verla con tus ojos, mas no pasarás allá”
(Deuteronomio 34:4)
Muchos hombres viven en la Biblia buscando este
paraíso sin encontrarlo, porque faltaba la llave que habría la puerta al paraíso.
7.- Jesús.- Resucita y
reúne a sus discípulos en el monte, algunos dudan, otros le adoran, y estando
allí les dice algo importante, tenéis que continuar trabajando, yendo, haciendo
discípulos, bautizándolos, enseñándoles, hay que continuar con el trabajo que
el Señor inició.
Tenemos que continuar andando por esta vida al
igual que el resto de los hombres que vivieron antes que nosotros, pero hay una
diferencia, “Yo estoy con vosotros todos los días”.
El que ha recibido toda autoridad en el cielo y en
la tierra nos acompaña.
No estamos solos, el Dios que hizo los cielos y
la tierra está con nosotros de forma especial, y “hasta el fin del mundo”.
Mientras dure nuestro caminar en busca del
paraíso habrá momentos duros y difíciles, pero hay una promesa, “no estamos
solos”
A veces se nos olvida esto, es corriente que
aunque no estemos solos nos sintamos solos.
Para evitar esto el Señor nos mandó una tarea, un
recordatorio de que las puertas están abiertas y que su compañía permanece con
nosotros.
Esta es nuestra pascua, es la santa cena, “Así, pues, todas las veces que
comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta
que él venga” (I Corintios 11:26)
Tenemos la santa Cena donde se anuncia la
victoria de nuestro Señor y se recuerda que va a haber una segunda venida.
Cuando regrese restablecerá todo, ahora tenemos el pan y el vino recordando y
celebrando su victoria.
Jesús es la llave que abre las puertas del
paraíso perdido.
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